miércoles, 28 de enero de 2015

COLECCIONISTAS DE HOJAS DE AFEITAR

Sergio y Nadia, padre e hija respectivamente, son coleccionistas de hojas de afeitar. Ellos tienen una

interesantisima pagina en donde, basandose en el nombre de cada hoja de afeitar, nos cuentan mucho sobre historia, politica y curiosidades de antaño. Se trata de un trabajo que trasciende al coleccionismo, o no, quizas el atesorar objetos del pasado no sea solo un hobbie sino una manera de preservar la historia. A continuacion les dejamos una nota que le hizo el diario Clarin y por supuesto el link para que visiten su excelente blog:

Todo objeto tiene una historia, alguien lo fabricó, otro lo diseñó, y con un juego de relaciones se pueden dar una lista sin fin de personas que influyeron en la existencia de cada cosa. Eso es lo que hacen Sergio y Nadia desde su casa de Lomas de Zamora. Son padre e hija: él, cirujano de 60 años y ella, licenciada en publicidad de 29. Juntos coleccionan hojitas de afeitar.
Casi como un truco del destino, el cirujano es el encargado de mantener con vida y en buen estado cada una de las piezas que componen la colección, mientras que su hija se ocupa de divulgar el blog hojitasdeafeitarargentinas.blogspot.com y de hacer llegar a los interesados el trabajo que realizan con su padre. Es que Sergio ya lleva 15 años desarrollando este hobbie. Nadia, por su parte, se incorporó hace poco.
“Empecé juntando de todo, pero me di cuenta que necesitaba cosas más fáciles de tener, algo más chico”, cuenta el hombre y asegura que la incorporación de su hija al proyecto es una bendición porque “ella habla varios idiomas y eso permite mantener relaciones con coleccionistas de Italia, Alemania e Inglaterra”. El empezó esta pasión cuando vio en un local una colección de hojitas de afeitar Gillette. Lo cautivaron porque le recordaron a su abuelo, que se afeitaba con ellas. Desde allí, siguió coleccionando: tiene 500 hojitas y después fue incorporando máquinas, automáticas y manuales.
El valor para ellos es histórico. “Las cosas hay que conservarlas, preservarlas, y los coleccionistas
hacemos eso. Somos acaparadores de cosas del pasado y si no existiéramos, todo esto se perdería. Hay que ver la inventiva que tenía la gente de antes. Hacían cosas que duraban toda la vida y uno se da cuenta de que no se van a destruir jamás. En cambio, hoy en día todo es descartable, si es viejo se tira y listo”, coinciden.
Nadia destaca que el mayor valor que le da a su hobby es la posibilidad de compartir esta práctica con su padre. “Eso es lo bueno –afirma con ternura en sus ojos–. Es raro que una chica se interese en hojas de afeitar, pero es importante y me gusta que podamos hacer algo juntos”, cuenta.
La colección tiene un valor histórico, sin duda. Pero monetario no, y ellos se encargan de hacerlo saber: “No se vende ni por una montaña de plata, ni en el caso de que fuera una persona que asegure que también la va a cuidar. Me han llamado infinidad de personas ofreciéndome dinero por alguna pieza, hasta hijas de coleccionistas rogando en nombre de sus padres pero la respuesta es siempre la misma, no”, asegura Sergio.
Algo que padre e hija comparten con entusiasmo es la compra online de piezas: “Cuando hay una subasta en Internet nos levantamos a la madrugada para ofertar poco antes del cierre. Estamos con dos pantallas abiertas y vemos pasar los segundos. Cuando ganamos terminamos los dos saltando y festejando por toda la casa”, cuenta Sergio entre risas.
El cirujano asegura que su colección no sería lo mismo si no tuviera la posibilidad de contar la
historia de cada objeto: “sería como juntar figuritas”, asegura y cita una frase del actor, cómico y activista estadounidense Bill Cosby: “Un coleccionista de cualquier objeto deberá, eventualmente, llegar a comprender que él ha sido elegido por Dios como el cuidador de aquellos objetos que son muy importantes para la sociedad. Uno no es dueño de las cosas que colecciona. Uno las alquila. Sólo se nos permite mantenerlas para la próxima persona”.




Esta es la direccion para que visiten el blog, no se lo pierdan: http://hojasdeafeitarargentinas.blogspot.com.ar/


Les dejamos otros links sobre este hobbie: 

http://www.razorarchive.com/

http://www.afeitadoclasico.com/

http://www.abelardo-razorblades.com/

lunes, 26 de enero de 2015

EXPO HOBBIES 2015

El coleccionista implacable participó de la Expo Hobbies 2015 que se realizó en los jardines del Palacio Carrasco en Viña del mar. Durante un dia pudimos disfrutar de la gentileza y amabilidad del público que visitó la exposicion durante la jornada. En ella se pudo ver muestras de ferromodelismo, colecciones de muñecos Disney, Star Wars, entre otras cosas. Tambien se pudo disfrutar de excelentes platos y hasta probar punteria con arco y flecha. En nuestro stand los hermanos chilenos pudieron apreciar los entrañables muñecos Jacks, albumes de figuritas antiguos, figuras de Star Wars, Comics y figuras Marvel y DC entre otras cosas. Queremos darle las gracias a las personas que estuvieron trabajando durante meses para que la muestra sea un exito y que, en el transcurso de la expo, estuvieron atentos a cada detalle. Muchas gracias! Nos vemos en la proxima Expo Hobbies!






LA CERVEZA DE LOS SUPERHEROES

La cerveza es una de las bebidas más consumidas del mundo, y cómo no, si es deliciosa en cualquier presentación.

No importa si te gusta oscura o clara siempre aplica una cerveza helada para estos días de calor en primavera. El diseñador gráfico Marcelo Rizzetto, aprovechó la popularidad de la bebida y de los superhéroes que ahora vemos hasta en la sopa, para crear una línea inspirada en los miembros de la Liga de la Justicia de DC Comics.

Pero no sólo le puso la etiqueta acorde al personaje, todas tienen un sabor que queda a la perfección con el héroe que define. Batman es una Dark Ale, Superman una Strong Pale Lager, Linterna Verde es una Pale Ale verde para San Patricio, La Mujer Maravilla, una Premium American Lager; Flash es una Irish Red Ale, Aquaman es una Belgium Blond Ale y Los Gemelos Fantásticos una Lambic Fraboise.











Fuente: tn.com.ar

miércoles, 7 de enero de 2015

DESBLOQUEO: LOS COLECCIONISTAS ESTADOUNIDENSES MIRAN EL ARTE DE CUBA

Kadir López trabajaba en el estudio de su elegante casa de La Habana cuando sonó el timbre. Eran el actor Will Smith y su esposa, Jada Pinkett Smith.

“No tenía idea de que fueran a venir”, dijo López, cuya obra incluye letreros y anuncios estadounidenses que fueron arrancados tras la revolución de Fidel Castro de 1959.

Una hora y 45.000 dólares después, Smith había comprado Coca Cola-Galiano, un cartel de Coca-Cola de 2,40 metros por 1,20 sobre el que López había superpuesto una fotografía de los años 50 de lo que antes había sido una de las calles comerciales más animadas de La Habana.

Un año más tarde, López aún no lo puede creer. “¿En qué otro lugar del mundo Will Smith se aparece en el
umbral de un artista?”.

Conforme los coleccionistas, los entendidos en arte y las instituciones se preparan afanosamente para viajar a Cuba tras la decisión del presidente Barack Obama de flexibilizar el embargo económico, la escena del arte que los espera es sui generis: un mundo en el que los artistas están imposibilitados de conseguir materiales y de acceder a Internet y, al mismo tiempo, son aclamados por un círculo de compradores internacionales cuya curiosidad y decisión los llevó a Cuba mucho antes de que se hablara de deshielo.

Los artistas cubanos –de los más consagrados a los que todavía están estudiando en el Instituto Superior de Arte– reciben visitas de instituciones como el Museo de las Artes del Bronx y el Museo de Arte Moderno y de otros interesados. Muchos de ellos son intelectuales adinerados que van a Cuba en viajes autorizados por una licencia especial.

“El fenómeno es muy inusual”, señaló Carlos Garaicoa, artista que trabaja con fotografía y escultura y divide su tiempo entre La Habana y Madrid. Luego agregó: “Dudo de que ocurra en otro lugar... quizá en China”.

La corriente de amantes del arte está a punto de crecer, pronostica Alberto Magnan, cuya galería de Manhattan, Magnan Metz, se especializa en arte cubano. Magnan, que en este momento está en La Habana, recibió 25 llamadas de coleccionistas el 17 de diciembre, luego de que Obama anunciara que los dos países tomarían medidas para restablecer los lazos diplomáticos. Ya tiene la agenda de marzo completa con visitas a Cuba.

Aun cuando los estadounidenses pueden visitar Cuba conforme a normas que datan de 2009 y permiten los “viajes con sentido” para fomentar el contacto con los cubanos, muchos no se animaron, explicó Magnan. “Es un lío”, dijo. Porque hay que conseguir una licencia del gobierno de los Estados Unidos y pagar las obras sin usar tarjetas de crédito estadounidenses.

Pero ahora, cuenta, le dicen: “Quiero ir antes que los demás”.

Steve Wilson, un coleccionista de Louisville, Kentucky, que se encuentra con Magnan en La Habana se llevó ocho piezas, principalmente de artistas jóvenes, con precios de entre 1.500 y 15.000 dólares el domingo a la noche en la Fábrica de Arte Cubano, espacio de arte que funciona en una fábrica reconvertida.

Wilson, que fundó trabaja con obras de arte contemporáneas, dijo esperar que la apertura diplomática le permita organizar residencias para artistas cubanos en los Estados Unidos y viceversa.

Desde los años 90, el gobierno cubano les ha dado más libertad a los artistas, a los que se considera pilares del prestigio cultural del país, permitiéndoles viajar y conservar un gran porcentaje de sus ingresos.

Sin embargo, muchos artistas apenas son conocidos, en especial fuera de La Habana, dijo Sandra Levinson, fundadora del Centro de Estudios Cubanos de Nueva York. Fuera de la Magnan Metz, agregó, sólo un puñado de galerías de Miami y una o dos de la costa oeste se especializan en arte cubano.

“Creo que todavía hay mucho por descubrir”, dijo Levinson, que encabezó con éxito una demanda contra el Departamento del Tesoro en 1991 para permitir que los estadounidenses se llevaran a casa arte de Cuba. Levinson se hallaba en Cuba cuando se conoció la noticia de la distensión y los miembros de su grupo estaban “comprando, comprando y comprando”, contó.

Jonathan Blue es un financista de Louisville que tiene una docena de piezas cubanas de precios que van desde los 2.500 a los 300.000 dólares. Para él, parte del encanto en la isla era conocer a los artistas cubanos y sortear los obstáculos. “Si uno entra a una galería de Ciudad de México y dice: ‘Quiero eso en mi departamento el lunes’, allí estará”, añadió. “Las cosas no funcionan así en Cuba”.

Pero para Luis Miret, director de la Galería Habana, la más prestigiosa de una docena de galerías estatales de La Habana, esos obstáculos son hartantes. En la actualidad, todo lo que se envía de La Habana a los Estados Unidos –a sólo 140 kilómetros de distancia– debe pasar por un tercer país como Panamá o Gran Bretaña. Miret calcula que las tarifas de carga aérea de La Habana a Miami costarían 70 centavos de dólar el kilo: él paga alrededor de 6,70 dólares el kilo para enviar objetos vía Londres.

Fuente: clarin.com

UNA CASA DE DEPORTES QUEDO DETENIDA EN EL TIEMPO Y AHORA ES UN BOOM PARA LOS COLECCIONISTAS

Un lugar secreto en pleno Mataderos.Hasta documentalistas de la marca Adidas vinieron al país para filmar el local, atendido por su dueño desde hace 34 años

Carlos Ruiz está en su negocio del barrio de Mataderos. Sentado en una silla playera, fuma y espera. A primera vista, el local “Ruiz Deportes” parece detenido en el tiempo: viejos posters de Batata Clerc, zapatillas de los años 80 en sus cajas originales, conjuntos deportivos de frisa, raquetas de madera, chombas de piqué. Entrar a su negocio –y también a su mundo– es una experiencia fantástica, como si se produjera una ruptura del espacio y del tiempo. Todo parece estar calculado, como una

escenografía que imita el estilo retro de las boutiques deportivas.

Pero en realidad no hay cálculo: todo está así desde hace 34 años, cuando Carlos abrió su tienda. Y fue ese ambiente lo que llegó a la casa matriz de Adidas, que decidió viajar hasta Mataderos para filmar un documental que se exhibió en estos días en una muestra de zapatillas clásicas en Manchester.

“Los ingleses parecían chicos en una juguetería, no podían creer lo que veían”, dice hoy Carlos, mientras recuerda los 10 días de filmación, en enero de este año. Además del documental, se llevaron varias cajas de zapatillas, raquetas y hasta los tubos de pelotas de tenis. “No les vendí todos los tubos porque yo los uso en la vidriera, para sostener las zapatillas que están en exhibición”, dice Carlos, con una mezcla de inocencia y sinceridad que rompe todos los esquemas. “Igual los ingleses me pagaron bien eh –dice Carlos–. Lo que yo cobro es un precio de coleccionistas. Me cuesta desprenderme de algunas cosas, porque esto ya no tiene reposición”. Cada par de zapatillas cuesta unos mil pesos, aunque hay algunos modelos que pueden costar mucho más.
Al negocio, que está en la calle Emilio Castro al 7300, llegan todo el tiempo gente de otros barrios y hasta de otros países. Jóvenes lookeados con el estilo hipster que aparece en las revistas de moda y diseño, que no pueden creer como este negocio mantuvo cientos de zapatillas, en sus cajas originales. “Tengo de todo, aunque en los talles 40 al 42 ya no me queda mucho”, reconoce Ruiz. Dice que a las camisetas de fútbol se las llevaron todas unos australianos. Y que también vienen algunos famosos, “sobre todo artistas”, aunque prefiere no revelar quiénes son.

Ruiz dejó de recibir productos cuando la licenciataria Gatic tuvo que cerrar, en 2002. Pero ya venía con una historia personal muy difícil. En un robo le pegaron dos balazos (uno en el abdomen y uno en la cabeza) que le produjeron una parálisis para caminar. Y además había enviudado: “Cuando tuve el accidente (así le dice al robo) no podía cerrar el negocio y quedarme encerrado en mi casa. Me lo tomé como una terapia personal. Tenía que hacer algo con mi vida”, dice Ruiz, que tiene un hijo y dos nietos.

El documental está protagonizado por Ruiz y también por otros embajadores de Adidas a nivel mundial, como Ian Brown, de los Stone Roses. Dura 11 minutos y muestra como algunas zapatillas, guardadas en un viejo depósito, se habían arruinado por la humedad. Y también como rescataron otras piezas de coleccionistas que estaban apiladas en el baño del local.

La mayoría de los productos del negocio son Adidas y Topper (“era el gran duelo de la época”, dice), pero también hay joyas de otras marcas, como Diporto. “Esto no es una boutique, como esas casas de deportes que son todas iguales. Esto es un negocio de barrio”, dice Ruiz. Tiene siempre esa media sonrisa de los sobrevivientes, la de los que podrían deprimirse pero que deciden tomarse todo con un gran sentido del humor.

En el fondo, hay algo de eso. Pareciera que Ruiz –el que se quedó en el tiempo– es el mismo que nos estaba esperando desde siempre en su negocio de Mataderos, sentado en una silla playera, fumando uno de sus Benson & Hedges.

Fuente: clarin.com